En su segundo álbum, ‘Sideways to New Italy’, el grupo indaga en el pasado de cada uno de sus miembros y en los sitios que los han llevado a ser quienes son. Liderados por los cantantes, compositores y guitarristas Tom Russo, Joe White y Fran Keaney (y apoyados en el bajista Joe Russo y el batería Marcel Tussie), el grupo empezó a buscar algo estable a lo que agarrarse cuando terminaron la gira de su aclamado álbum debut Hope Downs. Una gira que, de tanto estar fuera, hizo que se sintieran foráneos al volver a casa.
Para Keaney, esta necesidad se tradujo en empezar a componer “ficción puramente romántica”, evitando conscientemente la tentación de escribir canciones dolorosas sobre desamor. Mientras tanto, Russo encontró en el Norte, en un “sitio bizarro”, la sensación de construir un hogar cuando el propio desaparece.
New Italy es un pueblo cerca de Northern Rivers de Nueva Gales del Sur, la zona de la que viene Tussie. Es una localidad de menos de 200 habitantes fundada por inmigrantes venecianos en el siglo XIX y ahora es una especie de monumento vivo a la contribución italiana a Australia, con réplicas de estatuas romanas vendidas como souvenirs en medio de un espacio totalmente rural. El paralelismo entre estas recreaciones de un hogar en el exterior y los propios intentos del grupo de mantener conexiones y crear una familia durante la gira no pasó desapercibido para Russo.
Además de en este sitio específico, las canciones del album se localizan en Darwin (Cameo), Melbourne (Beautiful Steven, Cool Change), el pequeño pueblo de Rushworth (Not Tonight) y el asiento del conductor de un coche en un cine drive-in (Cars in Space). Rolling Blackouts están bien versados en un estilo de composición detallado donde los paisajes, las interacciones y las memorias se materializan en personajes e historias que reflejan sus guitarras envolventes que se desplazan alrededor de las tres voces.
El single que abre su nuevo album, Cars in Space, es un ejemplo emblemático de la aproximación a la composición del grupo. Tras llegar a un espacio común a través de la improvisación, embotellan esa química concreta que surge cuando los cinco logran cerrar un círculo y lo convierten mediante ingeniería inversa en lo que White describe como “canciones pop raras”. Se le da vida a a impotencia que surge al comprender que una separación es inminente no solo a través de las letras de Keaney sino con una espiral de tres guitarras que compiten y bailan la una con la otra de una forma que han logrado controlar y que define a los Rolling Blackouts.
Esta identidad geográfica tan presente en el album surgió al perder un soporte propio, tanto por la presión de las giras como por la disolución de relaciones o por una distancia frustrante de sus vidas diarias – o las tres a la vez – que vino por estar desperdigados por el mundo tocando en salas o en festivales como el Coachella, Governors Ball, Primavera Sound, All Points East y el Pitchfork Music Festival.
El hogar para Russo se manifiesta de formas distintas: está Melbourne, donde él y su hermano Joe crecieron, pero también el Sur de Italia de donde viene su familia. Cuando los miembros del grupo visitaron por separado el Mediterráneo y regresaron a Melbourne, donde varias olas de migrantes europeos forjaron un hogar desde los 50, comprendieron que la distancia emocional entre los dos era minúscula. Las estatuas grecorromanas que se encuentran fuera de las casas de ladrillo de Brunswick representan, para Russo, un intento de “construir una utopía sobre el lugar de donde viene tu corazón».
Lo mismo se podría decir de este album, donde los intentos de White al comienzo de escribir sobre grandes conceptos han sido abandonados por canciones de («She’s There,» «The Only One») y por voces familiares y personajes, convirtiendo las historias de los miembros del grupo en las historias de las canciones. En «Second of the First» la voz de un amigo cercano se une a la pareja de White para narrar un pasaje escrito; el estribillo de «Cool Change» era parte de una cancion que el trio tocaba en un grupo anterior, hace más de una década; los acordes de «Cameo» vienen de una canción que abandonaron, llamada «Hope Downs»; una primera versión de «Falling Thunder” tenía una referencia que solo sus amigos podían comprender.
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