Ya hablamos de ellos cuando se presentaba el single de adelanto, homónimo al disco. Pero para todos aquellos que no se hayan enterado, hoy hablamos de tu a tu con Ingravitö. Su propuesta independiente nos ha llamado mucho la atención y queremos conocer más sobre ella.
Para quien no os conozca ¿Cómo le explicaríais el ‘metal transgénico’?
Jajaja… es un pequeño vacile… es una etiqueta que nos pusimos de risas en el local para que no nos pusieran otra desde fuera. Surge de la idea de alterar las células madre de todos los estilos que nos gustan, para parir uno nuevo. Y con el paso del tiempo, nos hemos reafirmado en esa idea: seguir modificando lo que construye el metal, el rap y la electrónica, modificarlo y hacer algo lo más personal posible.
Y si nos paramos en las letras, no concebís una canción sin un fuerte mensaje..
Sí, eso es verdad. Nos gusta la idea de ejercer de cronistas de la sociedad que nos ha tocado vivir. Creemos que la cultura debe ser la punta de lanza de las ideas, un lugar de encuentro, de asambleas, reflexiones… algo donde desarrollar la sensibilidad individual para contar las cosas a nuestra manera y cuestionar el rodillo que supone los grandes medios. Esa versión oficial. Y a partir de ahí que surja un diálogo con quienes nos escuchen en el que aprendamos todos.
‘Mi nombre (no) se borrará’ ¿Es un título que también nos invita a no olvidar historias anónimas?
Sí, eso es. Las historias anónimas son las que escriben la historia, pero nunca les damos la importancia que merecen. ‘Mi nombre (no) se borrará’ es un disco temático sobre migraciones. Y en ese sentido, la intención del título es jugar con el significado del Nombre, de quiénes somos. De nuestra identidad. Por eso, tratamos de apelar a la tremenda barbaridad que es morir sin nombre simplemente por el hecho de migrar. Por el hecho de ser pobre. Es una forma de racismo extrema.
En el cementerio de Tarifa hay tumbas que solo disponen de un número porque ni siquiera se sabe el nombre del migrante. A ese número, alguien lo sigue echando de menos en su tierra sin saber qué le ha pasado, y a lo mejor alguien le sigue esperando también en el destino. Esa es la idea, que nos cuestionemos un sistema que condena a quienes huyen de una guerra o de la miseria a morir sin nombre, a deshumanizarlos de tal manera que los obliga a morir siendo nadie.
Esta vez os habéis decidido por un formato EP en lugar de LP ¿Qué os ha llevado a hacerlo?
Nos ha llevado a hacerlo así, el hecho de que queríamos hacer un disco conceptual y todo lo demás ha girado en torno a eso. Por eso queríamos hacer un disco más corto, porque creíamos que iba a ayudar a entender el mensaje y a la vez, hacer un larga duración hablando de un único tema, podía resultar algo tedioso.
Además de eso, también creemos que el concepto de la duración de los discos ha sido una decisión quizá más relacionada con la industria musical que con la música en sí, con los procesos de creación. Así que también es una forma de seguir experimentado la libertad que nos da no estar en ningún sello.
Es habitual escucharos en Euskera pero esta vez incluso se intenta en suajili ¿Un signo más de la importancia de los refugiados en este trabajo?
Sí, que aparezcan partes en suajili es por la colaboración de Elisabeth, que es de Kenia, en una de las canciones. El embrión de este disco es una propuesta que nos llega de Médicos del mundo Nafarroa, que nos invitan a hacer la banda sonora de su campaña Personas que se mueven, la cual pretende dar visibilidad a todas las personas que viven aquí tras haber tenido que abandonar su tierra. La canción que compusimos era ‘Mi nombre se borrará’, y en ella colaboran Hasan (Irak) y Elisabeth, que su parte es cantada en su idioma natal, el suajili.
Nos hemos fijado hasta en la carátula, que simula ser una carta enviada por uno de esos refugiados ¿Nos equivocamos?
Pues no era la idea, pero nos encanta la lectura que haces. Siempre nos ha gustado hacer portadas abiertas a muchas lecturas porque es muy enriquecedor ver cómo la entiende cada persona. Así que, gracias por tu reflexión.
Nuestra idea original parte de la idea de recordar que no hay nada más inherente al ser humano que moverse, que migrar. Es algo natural. Desde que surgimos como especie, nos hemos movido. Buscando alimento, agua, tierras fértiles, huyendo… Y dentro de reforzar esa “naturalidad” de las migraciones, nos parecía interesante compartir que no somos la única especie que tenemos que hacerlo, que los animales también se mueven. Y la golondrina nos pareció el ejemplo de ave migratoria por excelencia. También, creo que nos resulta muy evocador ver una ve volar.
Comentadnos más sobre el documental ‘The Game’
The game es el documental que hice tras ir a colaborar con la ONG No Name Kitchen en el verano de 2018. Esta ONG de origen asturiano se dedica a aliviar la crudeza de la ruta que tienen que hacer las personas refugiadas para huir de la miseria o de la guerra. Están en varios países, pero yo estuve en un pueblo bosnio cerca de la frontera con Croacia, en la denominada Ruta de los Balcanes. Fue tan tremendo el shock de los testimonios de todas esas personas y tan hipócrita y deleznable el silencio de los grandes medios respecto a algo que está ocurriendo en las fronteras de la Unión Europea, que decidí grabar todo aquello. También, me parecía imprescindible poner en valor la inmensa labor que realiza No Name Kitchen. Y el resultado de todo eso es The Game.
El EP salió poco antes de la cuarentena ¿Lo pudisteis llegar a presentar en directo? ¿Qué acogida habéis percibido?
Solo pudimos hacer una fecha de presentación porque justo después se decretó el Estado de Alarma y hemos tenido que suspender todas las demás. Así que aún no hemos podido ver la acogida.